lunes, 1 de julio de 2013

Hombre de acero o de barro?

El hombre de acero' (Man of Steel)



Sinopsis: En el panteón de los superhéroes, Superman es el personaje más conocido y respetado de todos los tiempos. Clark Kent/Kal-El (Henry Cavill) es un joven periodista veinteañero que se siente perturbado por unos poderes que van más allá de la imaginación. Transportado a la Tierra hace años desde Krypton, un avanzado planeta alienígena, Clark se hace una última pregunta: ¿Por qué estoy aquí?. Criado con los valores de sus padres adoptivos Martha (Diane Lane) y Jonathan (Kevin Costner), Clark descubre que tiene grandes poderes por lo que tendrá que tomar difíciles decisiones. Pero en un momento en el que el mundo necesita más estabilidad, que nunca, reciben un ataque. ¿Será su capacidad usada para mantener la paz, o en última instancia para dividir y conquistar?. Clark debe convertirse en el héroe conocido como Superman, no sólo para convertirse en la última esperanza del mundo, sino para proteger a las personas que ama.


Crítica: El Hombre de Barro
Desde que el señor Christopher Nolan estrenara en aquél no tan lejano 2008 su justamente alabada obra “The Dark Knight”, más de uno habrá pensado que la historia de las adaptaciones de comic había cambiado para siempre. DC Comics y Warner contaban con el camino allanado para poder seguir enviando superhéroes a la pantalla grande, eclipsando al eterno competidor Marvel, que no dejaba de fracasar en los últimos años. El rechazo por parte del público de Superman Returns, dos años antes, y la consecuente cancelación de la idea de juntar a los dos grandes de la editorial en una misma cinta, no preocupaba los designios de una productora que tenía infinidad de ideas en mente y la tranquilidad de trabajar casi sin competencia.

No deja de ser curioso que ese mismo año comenzara el camino de la joven Marvel Studios que, silbando bajito y ganando terreno lentamente pese a las enormes dificultades que le presentaba no tener todos los derechos de sus héroes, fue copando el mercado y venciendo a sus rivales con películas que triunfaban entre el público y la crítica. De repente, fracaso de Linterna Verde y Watchmen mediante, Warner y Dc Comics contemplaban como su triunfal época se desvanecía. DC comenzaba a estar en deuda con sus fans por no poder coordinar un proyecto como Marvel, mientras que a Warner le caía la ficha de no haber podido aprovechar la mina de oro que resultaban ser los superhéroes en el cine. Las cosas empeoraban cuando Los Vengadores le propinaron terrible paliza taquillera y crítica a la conclusión de Batman. Era hora de moverse y Warner se movió: se viene una Liga de la Justicia.

Este cuento viene a cuento, precisamente, porque cuando uno ve Man of Steel no asiste sólo a un espectáculo cinematográfico, sino a una lucha de carácter casi metafísico, dada entre dos productoras, entre dos editoriales, entre dos formas de entender la mejor manera de hacer cine de entretenimiento. No es casualidad que  el nombre de Nolan esté involucrado en el proyecto, sino que es señal inequívoca que Warner/DC ven en la estética de The Dark Knight la única posibilidad de enfrentar el aluvión de Marvel: Enfrentar el estilo oscuro y pretencioso de la primera, con el simpático y relajado de la segunda.

La sensación que deja el visionado de Man of Steel es el de una película que no intenta quedarse en el típico blockbuster, sino que intenta ser mucho más. Como ya se hiciera con Batman, la historia intenta centrarse  en los dramas existenciales del hombre detrás del héroe, su aislamiento de los hombres, su sensación de estar sólo entre extraños y ser el último de su especie. Además, la historia se arriesga mucho más en intentar explorar el carácter mesiánico de la misión de Superman en la Tierra. Y machaco con el verbo intentar, porque es el verbo que resume a la película: el intento, no el logro, pues el aspecto dramático al que aspira la cinta fracasa estrepitosamente. No sólo el guión coquetea constantemente con la cursilería, sino que la historia es demasiado caótica (sobre todo al principio) y tiene algunos giros dramáticos que remiten al más barato cine comercial de nuestros tiempos. De hecho, la historia es tan incapaz de emocionar a partir de sus imágenes que muchas veces se echa mano a la impecable música de Zimmer para intentar contagiar una sensación.

Por si fuera poco, fallando la dupla Nolan/Goyer en la cual muchas esperanzas tenía, todavía estaba Snyder detrás de cámara, cuya tendencia a los excesos visuales me hacía temer desde que se anunciara el proyecto. Lamentablemente el director cae en todos los excesos posibles, convirtiendo Krypton en un The Lost World futurista, haciendo explotar todo lo que ve a su paso y tomándose demasiado a pecho la idea de que a las películas de Superman le faltaba acción.

La acción es impresionante y es acompañada por unos efectos visuales que darán que hablar en los próximos premios. No cabe duda que talento para esto Snyder tiene, sin embargo como un futbolista habilidoso que agacha la cabeza y corre hasta que se acaba la cancha, a Snyder le falta la inteligencia que proporciona la pausa, el pensar el siguiente movimiento. Muchas veces la película pide a gritos acabar de una vez y Snyder lo sobrecarga con escenas de destrucción masiva tan innecesarias como repetitivas hasta el cansancio.

Dejo para el final los dos puntos más negativos de la cinta: el poco convincente Superman de Cavill, que pese a estar correcto está lejos de hacer olvidar a Reeve, y el sobreactuado hasta el ridículo villano de Shannon. Ambos, son fagocitados por los secundarios Amy Adams, Laurence Fishburne, Kevin Kostner y Diane Lane, que con poco les basta para destacar.

Si se puede decir algo bueno de Man of Steel es que  como entretenimiento vale y pasa, sin embargo sería ciego de mi parte no admitir que cada plano y cada escena tiene una grandilocuencia que recuerda al El Arbol de la Vida, como si la película ofreciera o intentara ofrecer una reflexión trascendental que nunca llega.

No tengo dudas que Man of Steel triunfará en taquilla y que la secuela está asegurada. Como propuesta alternativa a la de Marvel, tendrá sus seguidores y los que no. Un servidor se queda con los segundos. Como película, deja bases demasiado endebles para una futura franquicia. Un hombre de barro más que de acero.

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